Con alguna excepción, apenas queda rastro de las frutas que encontrábamos en otoño e invierno. Una de las que sobrevive muy bien es la naranja, con variedades tardías que ofrecen muy buen sabor, y otros cítricos como el pomelo o el limón.
Sigue siendo también buena época para las frutas tropicales aclimatadas a nuestras zonas más cálidas. Pero la novedad de la temporada son los nísperos, una de esas frutas que hay que disfrutar cuando se ve, porque se queda poco tiempo con nosotros.
Fresas y fresones están ya por doquier, y soñaremos con los albaricoques, que según el tiempo llegarán hacia finales de mes o con el arranque de mayo.
Entre las verduras y hortalizas hay algo más de continuidad, pero algunas se despiden definitivamente hasta el año que viene, como los grelos o el cardo. Sigue habiendo buenas coles, achicorias, espinacas, acelgas y apios. Y, si te gustan las alcachofas, aprovecha porque les queda poco tiempo en temporada óptima.
Las acederas crecen bien en esta época y, junto al limón y los demás cítricos que aún se mantienen, te aportarán el sabor ácido que tanto agradece tu hígado en primavera.
También te ayudarán a cuidar de este órgano achicorias, endibias, rúculas, rabanitos y plantas silvestres como el diente de león, que ahora encontrarás fácilmente.
Puedes incluir estas hojas y los rabanitos en tus ensaladas, en las que aún podrás poner aguacate, manzana, espinacas, ajos tiernos y cebollas tiernas, espárragos o zanahorias.
Podrás incluso decorarlas con las primeras flores de la estación, como malvas o violetas. O, por qué no, aportar el toque crujiente de unos guisantes frescos crudos o ligeramente escaldados.
Y es que las vainas están en su esplendor: a los guisantes, las habas tiernas y los tirabeques se suma ahora la judía verde, la verdura reina de este mes y los siguientes.
Finalmente, si el clima lo permite, en los salteados tendrás oportunidad de añadir ya algunas de las setas que proliferan en primavera en los bosques gracias a la humedad y las temperaturas suaves, como las senderuelas, las setas de cardo, las colmenillas o las setas de San Jorge.
